El tejido empresarial mallorquín está compuesto en su mayoría por pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, deben competir en el mercado único europeo con empresas mayores en tamaño y con disponibilidad de recursos económicos, humanos y técnicos para ofrecer el mismo producto o servicio. 


Una buena gestión medioambiental puede ser una herramienta para mejorar la competitividad, gracias a los beneficios que se relacionan a continuación: 

• Reducción de costes asociados a la producción, consumo de energía, agua, materias primas, generación de residuos, primas de seguros, etc. 

• Cumplimiento de la legislación medioambiental y reducción de sanciones. 

• Refuerzo de una imagen competitiva e innovadora. 

En algunos ámbitos, la mejora de la calidad ambiental es considerada como una amenaza o un coste más que dificulta su competitividad. Por ello, es necesario cambiar esta percepción a fin de que las empresas aprovechen las ventajas de la mejora del comportamiento ambiental y rentabilicen las inversiones en esta materia. 

PIMEM, para reducir el impacto medioambiental negativo producido por la organización de las actividades empresariales, ha elaborado una herramienta práctica de consulta, consistente en unas fichas de buenas prácticas medioambientales por sectores o actividad. 

PIMEM pretende ayudar así a las pymes a detectar los aspectos medioambientales que pueden ser mejorables en sus empresas.

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